jueves, 18 de marzo de 2010

FRANCISCO LEZCANO: Colaboración

UN GRANO DE ARENA



Al Equipo  ZZ


Érase un grano triste de arena, melancólico, deprimido; se veía insignificante. Se preguntaba de donde había venido, a dónde iba, para qué servía, qué hacía rodeado de millones y millones de congéneres que no le hablaban jamás.

Cierto día, una gaviota al remontar vuelo, se llevó el grano de arena, con otros muchos adheridos a una de sus patas, que continuaron sin decir nada, ni siquiera se dieron cuenta de estar en el aire.

Desde arriba, nuestro grano de arena, al ver la playa ya no se sintió una minucia ¡formaba parte de algo grandioso! de una bellísima y extensa concha dorada que almacenaba la historia del mundo.

Desde la altura, asombrado descubrió la elocuencia de las dunas del desierto y la magnificiencia de los océanos.

De súbito la gaviota se lanzó en picado para atrapar a un pez. Entró en el agua como un meteorito. La arena que portaba se desprendió de sus patas.

Nuestro grano se hundió en el azul con lentitud de copo de nieve. Alcanzó un hermosísimo fondo de cristalitos blancos: era como una inmaculada alfombra de armiño, adornada con rojas estrellas marinas. Allí se quedó inmensamente feliz, aunque… los que llegaron con él, siguieron sin enterarse de nada.



Francisco Lezcano- Lezcano

13/03/2010